La niña busca una mascota que nadie tiene, de Víctor Roura. 76 págs.
Gracias al cielo, a los ángeles del mundo
(algo inusual): si todavía tenemos
esperanza ante todo lo que sucede
en los saldos desolados del planeta,
si la madre Tierra aún tiene sus ejes
en su lugar y no se rompe y nos vamos
a volar muy lejos, es por la ventura
de seres soñadores, iluminados,
escudriñadores de riolaberintos,
que imaginan ventanas, vetas, poesía
pobladora de universos, de interregnos
para la fantasía, la inteligencia.
La niña busca una mascota que nadie
tiene, con la que nadie jugará, a menos
que ponga a volar su corazón, su mente.